Tanto la llamaora como el llamaó tienen la misma labor. Son personas encargadas de avisar a sus compañeros de trabajo para la jornada laboral.
La llamaora llamaba a las mujeres que trabajaban en las fábricas conserveras. El llamaó era el encargado de avisar a la tripulación de los barcos que salían temprano a faenar en las costas.
Son figuras que nacen en los años 30 o 40 aproximadamente, cuando Barbate comienza un crecimiento acelerado tanto económico como demográfico. Este periodo es el de mayor prosperidad económica que vive la localidad.
Esa figura hoy en día ya no existe. La decadencia primero de las fábricas conserveras en la localidad hizo que la mayoría de las mujeres perdieran sus puestos de trabajo. Con los años, y debido a la crisis económica nacional y desacuerdos con países vecinos para las licencias pesqueras, la flota barbateña también cayó en desuso.
Las dos figuras se recuerdan en el pueblo con un cariño especial. Todas las familias recuerdan algún llamaó o alguna llamaora. Si no era familia, era vecina seguro.
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